La avispa esmeralda


La mayoría de los insectos parásitos tienden simplemente a paralizar a sus víctimas con una picadura venenosa, en cambio la avispa esmeralda manipula el comportamiento de la cucaracha transformándola, en esencia, en una esclava zombi.

Tras dos picaduras, la cucaracha conserva físicamente la capacidad de caminar, pero queda totalmente despojada de la facultad de iniciar el movimiento por su propia voluntad. Esto asegura que la víctima dócil se mantenga con vida durante los siguientes cuatro días.

La avispa recupera su energía cortando los extremos de las antenas de la cucaracha, y bebiendo su sangre. Una vez revitalizada, prende a la cucaracha por lo que queda de sus antenas y esta no tiene otra opción que acatar sumisa las órdenes de la avispa y seguirla hasta su nido.

Mientras tanto, la avispa introduce un huevo en la cucaracha, que eclosiona a los tres o cuatro días. La larva encastrada de avispa mastica un camino hacia el interior del abdomen de la cucaracha, donde procede a comerse los órganos internos en un orden preciso, hasta que la larva finalmente forma un capullo en su interior.

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