Las personas son regalos de la vida.
Las personas son regalos que la vida me ha dado.
Ya vienen envueltas, algunas en forma muy bella
y otras de una manera menos atractiva.
Algunos han sido maltratados en el correo;
otros llegan como "entrega especial";
algunos llegan envueltos, otros cerrados con gran rigidez.
Pero la envoltura no es el regalo
y es importante darse cuenta de esto.
Es muy fácil equivocarse en este sentido,
juzgando el contenido por el estuche.
A veces el regalo se abre con facilidad,
otras se necesita la ayuda de otras personas.
Tal vez porque tiene miedo, quizás han sido heridas antes
y no quieren ser lastimadas de nuevo.
Puede ser que alguna vez se abrieron
y luego se olvidaron en un rincón.
Quizás ahora se sienten más bien
como "cosas" que como seres humanos.
Yo soy una persona, como las demás, también soy un regalo.
Poseo una bondad que es sólo mía y sin embargo
algunas veces tengo miedo de mirar dentro de mi envoltura.
Tal vez temo decepcionarme,
quizás no confío en lo que llevo dentro.
Pudiera ser que en realidad nunca he aceptado
el regalo que soy.
Cada encuentro y comunicación entre personas
es un intercambio de regalos.
Mi regalo soy yo, tú eres tu regalo.
Somos obsequios de la vida, unos para otros.
Es difícil pensar en ocasiones,
que aquel que me ha lastimado
es también un regalo, pero si vemos la ofensa como una
envoltura maltratada y no nos quedamos con ella,
seguramente encontraremos un hermoso regalo,
pues de cada suceso se tiene una enseñanza
para crecer en amor y en nuestra fe...
Nosotros mismos podemos tener una envoltura
tan maltratada por el tiempo y las circunstancias,
pero lo que llevamos dentro siempre será hermoso,
pues quien lo puso ahí es nuestro deseo de vivir,
sólo tendríamos que ver hacia adentro
y estar listos para darnos.
Descubre en tu interior los dones con los que naciste
y se el digno regalo para los que te necesitamos.
Ya vienen envueltas, algunas en forma muy bella
y otras de una manera menos atractiva.
Algunos han sido maltratados en el correo;
otros llegan como "entrega especial";
algunos llegan envueltos, otros cerrados con gran rigidez.
Pero la envoltura no es el regalo
y es importante darse cuenta de esto.
Es muy fácil equivocarse en este sentido,
juzgando el contenido por el estuche.
A veces el regalo se abre con facilidad,
otras se necesita la ayuda de otras personas.
Tal vez porque tiene miedo, quizás han sido heridas antes
y no quieren ser lastimadas de nuevo.
Puede ser que alguna vez se abrieron
y luego se olvidaron en un rincón.
Quizás ahora se sienten más bien
como "cosas" que como seres humanos.
Yo soy una persona, como las demás, también soy un regalo.
Poseo una bondad que es sólo mía y sin embargo
algunas veces tengo miedo de mirar dentro de mi envoltura.
Tal vez temo decepcionarme,
quizás no confío en lo que llevo dentro.
Pudiera ser que en realidad nunca he aceptado
el regalo que soy.
Cada encuentro y comunicación entre personas
es un intercambio de regalos.
Mi regalo soy yo, tú eres tu regalo.
Somos obsequios de la vida, unos para otros.
Es difícil pensar en ocasiones,
que aquel que me ha lastimado
es también un regalo, pero si vemos la ofensa como una
envoltura maltratada y no nos quedamos con ella,
seguramente encontraremos un hermoso regalo,
pues de cada suceso se tiene una enseñanza
para crecer en amor y en nuestra fe...
Nosotros mismos podemos tener una envoltura
tan maltratada por el tiempo y las circunstancias,
pero lo que llevamos dentro siempre será hermoso,
pues quien lo puso ahí es nuestro deseo de vivir,
sólo tendríamos que ver hacia adentro
y estar listos para darnos.
Descubre en tu interior los dones con los que naciste
y se el digno regalo para los que te necesitamos.
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