La sociedad de las hormigas

Es la versión entomológica de apretar un tubo de pegamento. Esta tejedora adulta de Australia sostiene entre las mandíbulas una larva productora de seda, y utiliza sus pegajosas secreciones para unir las hojas que formarán uno de los nidos de la colonia. Muy pocos animales construyen su hogar valiéndose de técnicas tan complejas. 


Para construir un nido, estas hormigas tejedoras de Malaysia deben juntar unas hojas con otras. El cuerpo alargado (de entre siete y ocho milímetros) es una ventaja, ya que cada hormiga se agarra con las patas y las mandíbulas a los bordes de la hoja adyacente. Si sus cuerpos no son suficientes, los insectos se entrelazan para formar una cadena.

Los nidos de las tejedoras pueden ser espaciosos. Éste de Camboya tiene 20 centímetros de ancho, pero otros miden entre 30 y 60 centímetros. Una colonia distribuye el peso de medio millón de obreras, equivalente al de un gato doméstico grande, construyendo más de cien nidos repartidos en varios árboles. 

¡Hay que salvar a la reina! Ante cualquier intromisión, las obreras menores (la casta que atiende a la reina) rodean a la matriarca (abajo, en Australia) para protegerla. La reina es quien hace crecer al superorganismo, produciendo decenas de millones de huevos durante una vida que puede durar varios años.  


Con rapidez y aplastante superioridad numérica, las hormigas tejedoras son capaces de atrapar e inmovilizar escorpiones y otras presas de gran tamaño. Estas cazadoras de Camboya se llevarán el escorpión hasta el nido y le arrancarán trozos para alimentar a las larvas, que necesitan la mayor cantidad de proteínas posible. 

Una hormiga tejedora adulta se abalanza sobre una colonia de chinches rojos en el Parque Nacional Kirimom, en Camboya. Estos insectos sueltan una secreción dulce que constituye una fuente vital de carbohidratos para la hormiga. 

Un plato de pollo asado en Angkor Wat, Camboya, incluye un condimento a base de pasta de pescado, ajo y hormigas tejedoras desmenuzadas, una delicatessen en gran parte de Asia y en algunas zonas de Australia. 

Las hormigas tejedoras se ponen alerta ante la presencia del fotógrafo. 

Las hormigas tejedoras pueden descuartizar una hormiga cazadora africana el doble de grande que ellas. Siempre luchan juntas: las de la primera línea de defensa se yerguen sobre las patas traseras y emiten unas feromonas que avisan a sus hermanas. 

Una araña terídida atrapa a una hormiga (con el abdomen verde) mediante un hilo de seda. 

Una araña saltadora Cosmophasis se ha infiltrado en el nido de unas tejedoras australianas utilizando mímesis química. Al devorar las larvas, la araña incorpora y despide el olor de la colonia, y así puede seguir comiendo sin que sus víctimas se percaten. Pero este olor ya no le sirve para engañar a otra colonia.

Una araña saltadora Myrmarachne acecha a una hormiga tejedora; la araña se parece tanto a esta hormiga, cuyo sabor desagrada a muchos animales, que sus depredadores habituales no suelen cazarla.

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