Cambiando el cuento.

Mi cabeza le está dando estos días vueltas y vueltas a una idea. A veces en la vida nos acomodamos de tal forma por miedo, que no avanzamos. Sabes que ahí fuera hay algo más, pero el miedo, por ejemplo a la soledad, hace que apenas exploremos nuevos rumbos.

Nos enseñan desde pequeñas que el amor existe, que debe ser uno para toda la vida, que nuestro príncipe azul sabrá vencer todas las dificultades para llegar hasta nosotras y seremos felices para siempre, aparte de comer perdices, que no se yo si saben igual que el pollo, y están igual de ricas al horno. En fin.

Cenicienta, Blancanieves y Rapunzel son cuentos que deberían estar prohibidos por perniciosos y por vender una realidad que no existe, salvo increíbles y honrosas excepciones. De todas las amigas que he tenido, sólo conozco una que está con su primer amor, lo son el uno del otro: enamorados desde los 13 años, fidelidad absoluta, una boda de ensueño, un adosado de tropecientos millones, una niña hermosa... vamos el cuento hecho vida real. Y pare usted de contar.

El resto de los mortales hemos aguantado un palo sobre otro con cada nuevo intento de empezar una relación. Nos han mentido, nos han dejado tirados, nos han decepcionado, nos han tomado el pelo. El que sabe qué hacer en la cama, no se le puede sacar a la calle. El que tiene don de gentes, nunca tiene tiempo para ti. El que es muy trabajador es más aburrido que una pared. Por lo que hay que concluir que el príncipe/princesa azul, o no existe , o está con otra persona (los hombres buenos están todos casados). Tampoco somos nosotros capaces de ser "ideales de la muerte". También hemos mentido, hemos jugado a dos bandas, nos hemos conformado con lo que había más a mano, nos hemos dejado querer mientras nuestro corazón sufría por otra persona. Un desastre de cuento, oiga.

Así que habrá que ir entendiéndolo, y obrar en consecuencia. Hay que ser capaz de romper los lazos que nos atan, y no tener miedo de arriesgarse. Y saber que, si al final no sale bien, podemos ser independientes, esperar un poco más, no tener miedo a dormir solos, ser capaces de liarte con alguien y no pretender casarse después de la primera cita, aprender a ir de viaje solos, disfrutar de un buen paseo con el mp3 en las orejas y esperar que ese amor que nos vendieron, llegue convertido en algo real (las mujeres tienen pelos en sitios incómodos y no llevan siempre tanguita y los hombres roncan y beben cerveza)

Ahora sólo tengo que aplicarme el cuento.
Desconozco autor.

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