Hoy...

Ya hoy que la pena ya no devora la carne, la mirada es más perfecta. Se hacen recuentos de caídas para saber donde está el tropiezo, y no volver a caer. Aún la mirada se presenta dulce y esquiva, pero más alegre. No hay temor en ella de perder lo que no se posee.
He llevado los sentimientos a una capa más interna de la piel, así aparentan fortalecidos,
aunque hay agujas muy largas que todo lo penetran.
El silencio se ha convertido en guarda de mis labios, en escudo que vela dignamente el pensamiento.
Se me escapaba la vida, pero ya le eché el lazo.
Desconozco autor.

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