Niñas de África.
Durante un buen rato, a golpe de golpes, la mujer intentará romper el tejido mamario con piedras, palos o espátulas hirviendo, retrasar la formación de las tetas de la niña, impedir que cojan volumen. Todo, para protegerla del acoso y las violaciones de los hombres.
Cuando termine de abrasarle el pecho, la mujer envolverá a la criatura en una faja o venda que oprimirá su cuerpecito dolorido y que no se podrá quitar hasta la siguiente sesión de tortura. Una o dos veces por semana, depende de cómo responda. Lo importante es impedir a toda costa que la niña atraiga la atención de los hombres. Julito, no pasamos de niña a mujer sino de niña a objeto sexual.
El planchado de pecho existe y es, según la ONU, uno de los cinco delitos de violencia machista menos denunciados a nivel mundial. De ahí este post. Este es otro tipo de mutilación femenina que viola los derechos humanos de las niñas y deja marcas físicas y psicológicas para siempre, genera infecciones, imposibilita la lactancia, provoca deformaciones e incluso cáncer de mama.
El planchado de pecho pasa en Camerún y empieza a pasar en el Reino Unido. Cada vez hay más casos de breastironing a dos horas y media de aquí. No recomendamos mirar en Youtube, de verdad, no queréis verlo. Las autoridades británicas tampoco.
Los señoros ingleses sospechan que sucede ahí mismo pero no hacen nada más que llenarse la boca con promesas que jamás cumplirán y mirar para otro lado. No hablan del tema. No toman cartas en el asunto. No hay voluntad política para frenar esta aberración.
Ni allí ni en el resto de los países en los que se practica. Al poder no le interesa enfrentarse a una práctica ancestral y machista creada e impuesta por hombres. A nadie le interesan las niñas de los suburbios. A nadie le interesan las niñas africanas. Total, no consumen.
Fotón premio World Press Photo de @hebakhamis_
Tomado de: AfroyNatural
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