ME NEGUÉ A REZAR.
Me negué a rezar, cuando leí en el libro sagrado la palabra obediencia.
Me despedí de la culpa, del miedo, y descubrí que no hay infierno, ni paraíso, lo qué hay son seres humanos caminando cabizbajos al abismo.
Me negué a rezar, cuando me limitaron a ser la esclava del esclavo, cuando mi sexualidad se limitó a la reproducción humana, siendo instrumento de placer, entretenimiento y desahogo. Me negué a no sentir, a mis deseos reprimir.
Me negué a rezar, me quité la bota de la cara, el puño, el yugo. Abrace mi feminidad y levante la cara.
EVZ
Comentarios
Publicar un comentario