“Hacer la pelota”


“Tirar flores”,”hacer la rosca”, “bailar el agua” o “dar vaselina”, son expresiones usadas en algunos países de habla hispana de la misma manera que aquí en España decimos que alguien “hace la pelota”.

La palabra “pelota” es un galicismo que en la Edad Media entraría en nuestro país para quedarse, y no se refiere solo a ese redondo -y deseado por muchos- objeto utilizado para jugar, sino también a otras muchas cosas, y la expresión “hacer la pelota” la utilizamos en la actualidad para adular a alguien y conseguir algún beneficio.

Aparece a partir del siglo XIX, aunque antes ya había gente que quería adular a su jefe en el trabajo para conseguir un ascenso y jóvenes que para conseguir a su deseada chica quisieran ganarse el favor de sus suegros lisonjeándolos. Encontramos el origen de dicha expresión en la conocida como profesión más antigua del mundo -término que nunca me ha gustado-, la prostitución.

Los chulos de la época, que las explotaban y vivían de ellas, eran conocidos como pelotes, y “hacer la pelota” era engatusar a un cliente para hacerse con el servicio, y una vez conseguido elogiarlos buscando su fidelización.

Existe otra versión -en esto de las expresiones suele haber siempre más de una- que la relaciona en el siglo XIX con el rey Fernando VII de España y los nobles que jugaban al billar en su corte. Gran aficionado a este juego siempre ganaba todas las partidas, no porque fuera bueno -todo lo contrario-, sino porque nadie se atrevía a ganarle. Para agradar al monarca dejaban las bolas de billar o pelotas de manera que el rey pudiera introducir fácilmente las bolas en los agujeros de la mesa, así pasaron a conocerse como “pelotas”.

No sé, puede que algún internauta se sienta muy identificado con esta expresión, aunque estoy convencido que no hay ninguno entre los lectores de este blog (y no es por hacer la pelota a nadie.

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