Trabajando en el Museo de las Anomalías.



“Hola y bienvenidos al Museo de las Anomalías! Tú debes ser el nuevo, ¿no?” Dijo ella, saludando alegremente mientras salía de la parte trasera.

“¡Ese soy yo! Steven. Encantado de conocerla… Señora Barnes.” Dijo, mirando su placa de identificación mientras se daban la mano.

“Encantada de conocerte ¡a ti también! Llámame Emily, todos lo hacen. Además, sigo soltera.” Contestó ella, dándole un codazo en las costillas.

“Creo que el jefe dijo que tú serías la que me enseñaría el lugar, ¿no?”

“Oh no, esa debe ser Rose. Todavía está en el área del Océano Oculto, probablemente estará allí por un tiempo. Siempre es más grande de lo que esperas. Mientras tanto, puedes ayudarme con una cosa. ¡Sígueme!” Repaso finalmente con su plumero sobre un maniquí asustado antes de guiarlo hacia la sección de ganado.

“¿Se te da mal recordar nombres?” Preguntó y miró hacia atrás, haciendo que su cola de caballo se balanceara.

“Siempre ha sido una de mis debilidades” Admitió.

“No es un buen rasgo para un trabajador aquí. Es la diferencia entre cerrar el casillero de Jones y el casillero de Johnson en el vestuario. El primero sólo se pone gruñón cuando tocas sus cosas, pero si pones una uña sobre la del segundo, tu cuerpo será devorado lentamente por bocas incorpóreas mientras aun estas vivo.”

“Sí, el jefe repasó todas las reglas antes. Pensé que debía evitar tocar los casilleros por completo.”

“Pero está el de Jamison, que debe cerrarse inmediatamente cuando lo veas abierto.”

“Ah, cierto.”

“Y cambian de lugar constantemente, así que no se puede hacer un seguimiento de sus posiciones. Tengo que leer los nombres.” Le explicó mientras subían una escalera.

“¿No sería más fácil conseguir que todos tengan casilleros normales?” Preguntó, tratando de no mirar hacia los vaqueros apretados que bailan frente a él.

“Es el edificio. Estas anomalías infectan al resto. Los seres vivos no pueden ser infectados, así que estás a salvo. O bueno, todavía puedes ser asesinado, claro, si no sigues las reglas. ¿Cual es la duración máxima que se puede marcar en el microondas de los empleados?” Terminó su discurso, se detuvo y se dio la vuelta para la prueba sorpresa.

"Nada salvo el número seis. Te hace vivir dentro del microondas.”

“¡Bingo!” Exclamó y le dio una palmadita en el hombro.“ Ahora, ayúdame a encontrar un maniquí. Se parece al de antes.”

Empezaron a buscar entre los diversos objetos aparentemente normales que llenaban el ático. Steven se aseguró de no tocar nada, por si acaso.

“Por cierto.” Dijo. “¿Es Marilyn realmente tan difícil como la gente dice?”

“¿Quién?”

“Ya sabes, ‘habla con ella y encuentra un final horrible’ Marilyn Burns, la empleada que no existe. El jefe me dijo que hará todo lo posible para llamar mi atención.”

Dejó de rascarse y le sonrió vergonzosamente.

“Bueno, el nombre que dijo era Emily Barnes. Lo siento, no puedo evitarlo. Fue un placer hablar contigo. Por otro lado, serás un bonito maniquí.”

Oh, claro, tampoco se suponía que debíamos subir las escaleras.

Bueno, hasta nunca.

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