LA LEYENDA DE LOS UNICORNIOS.
Cuenta la leyenda que hace muchísimos años atrás, vivía sobre la tierra una maravillosa especie conocida con el nombre de “unicornios”.
Estos hermosos animales tenían el aspecto de un hermoso caballo de color blanco, pero con la diferencia que, en el medio de su frente ellos poseían un cuerno. Sin embargo este cuerno no era sólo una característica física de su aspecto. Por el contrario el cuerno tenía poderes sanadores.
Dicen que, durante la edad Media, un grupo de cazadores se dieron a la caza con la esperanza de capturar y extraer el cuerno de cada unicornio capturado. Esto, les produciría la muerte instantánea de aquel animal bondadoso, puesto que el unicornio sólo podía vivir en la Tierra con aquel cuerno.
Sin embargo a los cazadores, poco les importaba matar a aquellos seres y, aunque sabían que tras quitar el cuerno aquellos morirían, se dieron a la caza de estos.
Pero los unicornios eran seres muy especiales. Ellos no se aparecían ante cualquier persona, sino que sólo podían ser vistos por personas de buen corazón.
Luego de un buen tiempo, los cazadores, sin poder capturar ni siquiera un unicornio, comenzaron a molestarse.
Al regresar a la aldea, decidieron visitar a un anciano culto quien les explicó el motivo de porqué ellos no podían encontrar ningún unicornio “jamás los encontrarán si no tienen buenos sentimientos en sus corazones”, respondió el sabio.
Algo preocupados tras la respuesta del anciano, el grupo de cazadores decidió engañar a personas de buen corazón para que sean ellos quienes atraigan a los unicornios.
Así, comenzaron a relacionarse con personas bondadosas de todas las edades y, sin más, los engañaron llevándolos al bosque para que fuesen ellos quienes pudieran mostrar dónde se hallaban los unicornios.
Por supuesto, los unicornios se aparecieron frente a las personas bondadosas. Así, tristemente, fueron capturados y perdieron su libertad uno por uno.
Tras ver lo ocurrido las personas buenas se dieron cuenta de que habían sido completamente utilizadas y engañadas, pero ya era tarde, los unicornios estaban muriendo.
Los cazadores quitaron los cuernos de cada precioso animal y se fueron triunfantes con su trofeo de aquel bosque.
Así, y acompañados sólo de las personas buenas que los cuidaron hasta desfallecer por completo, se dibujaba un bosque repleto de unicornios sin cuerno a punto de morir. Minutos más tarde, cada unicornio cerró por última vez sus ojos.
Pero cuenta la leyenda que, en un acto de amor incondicional, los unicornios no deseaban que la Tierra quede sin aquel maravilloso regalo de sanación que tenían sus cuernos, ahora extirpados y en manos de personas malvadas. Así que entre todos y por el poder que ellos poseían decidieron que, aquel poder sanador, viviría eternamente dentro del corazón de cada persona bondadosa y amorosa, de cada persona que no tuviera maldad y que sólo viviera para hacer el bien a otras personas.
De este modo es que, dicen, dentro de cada persona bondadosa vive una luz única que, al mostrarse puede sanar, curar, secar lágrimas ajenas y producir en otras personas la ayuda necesitada. Pero esto solo vive en las personas buenas y no es preciso adentrarse en ningún bosque para poder encontrarlo aunque sí es necesario conocer el corazón de las personas para descubrir cómo son y poder encontrar aquel maravilloso tesoro que vive en su interior.
Estos hermosos animales tenían el aspecto de un hermoso caballo de color blanco, pero con la diferencia que, en el medio de su frente ellos poseían un cuerno. Sin embargo este cuerno no era sólo una característica física de su aspecto. Por el contrario el cuerno tenía poderes sanadores.
Dicen que, durante la edad Media, un grupo de cazadores se dieron a la caza con la esperanza de capturar y extraer el cuerno de cada unicornio capturado. Esto, les produciría la muerte instantánea de aquel animal bondadoso, puesto que el unicornio sólo podía vivir en la Tierra con aquel cuerno.
Sin embargo a los cazadores, poco les importaba matar a aquellos seres y, aunque sabían que tras quitar el cuerno aquellos morirían, se dieron a la caza de estos.
Pero los unicornios eran seres muy especiales. Ellos no se aparecían ante cualquier persona, sino que sólo podían ser vistos por personas de buen corazón.
Luego de un buen tiempo, los cazadores, sin poder capturar ni siquiera un unicornio, comenzaron a molestarse.
Al regresar a la aldea, decidieron visitar a un anciano culto quien les explicó el motivo de porqué ellos no podían encontrar ningún unicornio “jamás los encontrarán si no tienen buenos sentimientos en sus corazones”, respondió el sabio.
Algo preocupados tras la respuesta del anciano, el grupo de cazadores decidió engañar a personas de buen corazón para que sean ellos quienes atraigan a los unicornios.
Así, comenzaron a relacionarse con personas bondadosas de todas las edades y, sin más, los engañaron llevándolos al bosque para que fuesen ellos quienes pudieran mostrar dónde se hallaban los unicornios.
Por supuesto, los unicornios se aparecieron frente a las personas bondadosas. Así, tristemente, fueron capturados y perdieron su libertad uno por uno.
Tras ver lo ocurrido las personas buenas se dieron cuenta de que habían sido completamente utilizadas y engañadas, pero ya era tarde, los unicornios estaban muriendo.
Los cazadores quitaron los cuernos de cada precioso animal y se fueron triunfantes con su trofeo de aquel bosque.
Así, y acompañados sólo de las personas buenas que los cuidaron hasta desfallecer por completo, se dibujaba un bosque repleto de unicornios sin cuerno a punto de morir. Minutos más tarde, cada unicornio cerró por última vez sus ojos.
Pero cuenta la leyenda que, en un acto de amor incondicional, los unicornios no deseaban que la Tierra quede sin aquel maravilloso regalo de sanación que tenían sus cuernos, ahora extirpados y en manos de personas malvadas. Así que entre todos y por el poder que ellos poseían decidieron que, aquel poder sanador, viviría eternamente dentro del corazón de cada persona bondadosa y amorosa, de cada persona que no tuviera maldad y que sólo viviera para hacer el bien a otras personas.
De este modo es que, dicen, dentro de cada persona bondadosa vive una luz única que, al mostrarse puede sanar, curar, secar lágrimas ajenas y producir en otras personas la ayuda necesitada. Pero esto solo vive en las personas buenas y no es preciso adentrarse en ningún bosque para poder encontrarlo aunque sí es necesario conocer el corazón de las personas para descubrir cómo son y poder encontrar aquel maravilloso tesoro que vive en su interior.
web
Comentarios
Publicar un comentario