Feminazi.


Feminazi, feminazi, feminazi. La palabra vuela por los aires, se contagia, se cuela entre pláticas ocasionales, aparece en las redes. Feminazi, feminazi, feminazi. El mundo, dicen muchos, se está llenando de ellas, de las mujeres que se creen superiores a los hombres, por eso se ríen y señalan bajo este término a cada mujer que exige sus derechos.

Pero, ¿es realmente defendible un término inventado con la única finalidad de desacreditar un movimiento encabezado por mujeres? ¿Cuánta ignorancia puede haber detrás del uso cotidiano de esta palabra?

Veamos, evidentemente las primeras dos sílabas corresponden etimológicamente al término mujer, mientras que las últimas –nazi– hace referencia a lo relacionado con la ideología que implementó Adolf Hitler en Alemania, aquella sobre la superioridad de la raza que llevó a la muerte de aproximadamente once millones de personas por ser consideradas inferiores por su etnia, ideología y extracto social.

Entonces, ¿cómo es que el feminismo terminó desvirtuado y relacionado con una ideología que provocó uno de los mayores crímenes de la historia del ser humano? El responsable es Rush Limbaugh, un conservador antiaborto del Partido Republicano estadounidense que en su libro The Way Things Ought to Be (1992) comparó a las feministas que defendían su derecho a decidir con los nazis, refiriéndose a la elección de ser madre o no como un “holocausto moderno”.

Pero este conservador que nos heredó uno de los términos más incoherentes de la historia ignoró el hecho de que Hitler emprendió una guerra abierta contra las feministas y declaró el aborto como un crimen de estado; muchas de ellas terminaron en campos de concentración o tuvieron que huir de su país por el simple hecho de defender su derecho a decidir. Primer punto para obviar que el término “feminazi” no tiene sentido.

Hablemos del contexto. Hombres y mujeres que utilizan la palabra, justifican su uso con argumentos como: odian a los hombres, están reprimidas, el feminismo es lo mismo que el machismo, son mujeres queriendo dominar al hombre, están locas y un largo etcétera. Algo que les hace justificar –a medias tintas porque muchos no saben ni por qué usan la palabra– el uso y difusión del término.

PUBLICIDAD
Pero vamos que esas personas que no entienden lo que es el feminismo –un movimiento que busca equidad– ignoran, además, lo evidente: usar “feminazi” los hace parte del machismo –esa actitud e ideología que dicta que el hombre es superior a la mujer– y sí, hay mujeres que también lo asumen inconscientemente.

Hechos. Hace menos de 100 años que la mujer puede ejercer su derecho al voto, puesto que antes de lograrlo –tras decenas de marchas, huelgas y exigencias públicas por parte de las mujeres– se consideraba un derecho exclusivo de los hombres, también el rol de la mujer estaba limitado al hogar y costó mucho poderlas ver en espacios cotidianos en materia laboral –aún es un tema–, ni hablar de los sueldos, de la violencia doméstica, de la violencia sexual, del rol de madre, etcétera, etcétera.

Así que si leer estas líneas te causa un poco de molestia y decides ignorar las estadísticas que dicen que en México 7 de cada 10 mujeres han sido víctimas de algún tipo de violencia –física, mental o sexual– quizá debas replantearte qué estás haciendo tú por mudar a una mejor sociedad.

Las mujeres marchan este día porque aunque muchos se quejen de los “privilegios” que supuesta
mente se han adquirido (que no son más que los mismos derechos que los hombres) el terreno aún no está parejo. Habría que replantearse cuántos hombres piensan antes de salir de su casa en la posibilidad de desaparecer de la Tierra sólo por ser hombres, o en tener la preocupación de ser uno de los 12 asesinados al día en América Latina sólo por ser hombres (esta cifra sí aplica al número de feminicidios diarios, que ocurren en promedio cada dos horas).

Así que no, las feminazis no existen. Y el uso de esa palabra promueve una ola de odio contra personas que lo único que buscan es respeto, oportunidades y sí, proteger su vida. Así que colaboremos un poco a reducir la brecha de desigualdad eliminando una palabra que no debería estar en el vocabulario diario por el simple hecho de que Hitler y feminismo no son lo mismo.
Vía: lifeandstyle.mx

Comentarios