No es cierto que lo importante es levantarse en la vida. Es fundamental caer, hacerse daño, sentir todo ese dolor que te embarga el alma y que no te deja ir, te mantiene atrapado entre los errores y te los hace cometer de nuevo, y una vez más y luego otra. Es importante ver los moretones que la terquedad, el destino y el cierre mental dibujan en la piel de tus recuerdos, aún demasiado vivos, de acciones cometidas que deberías haber evitado.
Y entonces se cae, por amor, por egoísmo, por temor y se yace en el suelo, sucio, con los ojos cerrados, amasados por el dolor de algo que habrías imaginado diferente, y con los puños apretados buscas levantarte. Si cierras los ojos, las manos y el alma te mantendrás en el suelo, en cambio tú abre los párpados y fija tu fragilidad mientras estás tendido.
Observa tus miedos, desafía tus tormentos, abre el sumidero de tu alma, que el coraje se apodere de ti para no cometer más los mismos errores , ni por amor ni por temor, dolor o debilidad. Todavía en el suelo sonríe, porque de ahora en adelante ya no serás el mismo, porque de ahora en adelante tendrás por ti más respeto.