Lo intentamos.
En algún momentos de nuestras vidas intentamos ser «normales».
Intentamos ser «felices» como nos vendieron en películas, anuncios, revistas, canciones e Instagrams de famosos.
Lo hemos intentado pero la verdad es que nos quedamos con las ganas. Porque todo siempre fue del revés.
Hemos tratado de comprender la vida como una especie de camino único y similar para todos, con un objetivo definido, con unas metas claras... Pero cuando las logramos, no encontramos inspiración real para mantenernos en paz, y siempre volvemos a generar nuevas necesidades, para dar sentido a nuestras vidas.
Lo hemos intentado pero algo por el camino siempre falla. Porque casi nada es como planeamos, como fantaseamos, como supusimos.
Quizá con esto, deberíamos crear contenido para explicar a nuevas generaciones que este no es el camino.
Que así nos hemos enfermado, que la ansiedad de nuestras vidas se ha apoderado. Que si existe un modo real de vivir, debe de ser uno más despacio, uno más lento, uno queriendo menos, comprando menos, necesitando menos, uno en el que no estemos, sino seamos.
Lo hemos intentado, cuadrar dentro de esas expectativas enormes que se nos impusieron desde esos sistemas educativos arcaicos, esas exigencias familiares, profesionales y sociales.
Pero nos convertimos en inadaptados del sistema, en anárquicos vitales, en resistencia por excelencia.
Porque comprendimos desde dentro que nuestros caminos son plurales, diferentes y entonces coherentes con nuestras vidas y destinos. Que algo sólo puede salir mal si mi expectativa sobre el resultado es dicotómica.
Porque si aprendo aceptar lo que ocurre, lo que me viene, con flexibilidad, con gratitud y empatía... Es probable que entonces sí que pueda crear para mí una bonita vida.
La felicidad está en la flexibilidad y en desarrollar mi plan perfecto de vida. Todo lo demás, es paja .
--El entusiasmo es la energía que nos lleva hacia la felicidad, es la pasión por hacer lo que realmente nos motiva y lo que amamos.
Ilustración: Josep Lorusso
Intentamos ser «felices» como nos vendieron en películas, anuncios, revistas, canciones e Instagrams de famosos.
Lo hemos intentado pero la verdad es que nos quedamos con las ganas. Porque todo siempre fue del revés.
Hemos tratado de comprender la vida como una especie de camino único y similar para todos, con un objetivo definido, con unas metas claras... Pero cuando las logramos, no encontramos inspiración real para mantenernos en paz, y siempre volvemos a generar nuevas necesidades, para dar sentido a nuestras vidas.
Lo hemos intentado pero algo por el camino siempre falla. Porque casi nada es como planeamos, como fantaseamos, como supusimos.
Quizá con esto, deberíamos crear contenido para explicar a nuevas generaciones que este no es el camino.
Que así nos hemos enfermado, que la ansiedad de nuestras vidas se ha apoderado. Que si existe un modo real de vivir, debe de ser uno más despacio, uno más lento, uno queriendo menos, comprando menos, necesitando menos, uno en el que no estemos, sino seamos.
Lo hemos intentado, cuadrar dentro de esas expectativas enormes que se nos impusieron desde esos sistemas educativos arcaicos, esas exigencias familiares, profesionales y sociales.
Pero nos convertimos en inadaptados del sistema, en anárquicos vitales, en resistencia por excelencia.
Porque comprendimos desde dentro que nuestros caminos son plurales, diferentes y entonces coherentes con nuestras vidas y destinos. Que algo sólo puede salir mal si mi expectativa sobre el resultado es dicotómica.
Porque si aprendo aceptar lo que ocurre, lo que me viene, con flexibilidad, con gratitud y empatía... Es probable que entonces sí que pueda crear para mí una bonita vida.
La felicidad está en la flexibilidad y en desarrollar mi plan perfecto de vida. Todo lo demás, es paja .
--El entusiasmo es la energía que nos lleva hacia la felicidad, es la pasión por hacer lo que realmente nos motiva y lo que amamos.
Ilustración: Josep Lorusso
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