La letra "Ñ"

Hay palabras muy bellas que contienen la “eñe”: sueño, empeño, diseño, otoño, preñez, niñez, señora, pequeño, enseñar, miriñaque, ñu, etc. Y otras feúchas pero necesarias como: roña, riña, ponzoña, puñal, cizaña, estreñimiento o ñiquiñaque. Y apellidos que desmerecerían en sus escudos heráldicos sin la decimoquinta letra del alfabeto español, tales como, Núñez, Muñoz, Ibáñez, Ordoñez, Arguiñano o Larrañaga.

No obstante, no todo el monte ha sido orégano para nuestra entrañable letra Ñ.
Los años 90 corrieron tiempos turbulentos cuando la CEE pretendió sugerir a los fabricantes de ordenadores eliminarla por completo del teclado. Muchos fueron los que salieron a defenderla a capa y espada. Desde la Real Academia Española que dijo que “su desaparición representaría un atentado grave contra la lengua española” hasta el premio Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez, que expresó su enfado al señalar categóricamente: “es escandaloso que la CE se haya atrevido a proponer a España la eliminación de la “eñe” solo por razones de comodidad comercial” y agregó: “los autores de semejante abuso y de tamaña arrogancia deberían saber que la “eñe” no es una antigualla arqueológica, sino todo lo contrario, un salto cultural de una lengua romance que dejo atrás a las otras al expresar con una sola letra un sonido que en otras lenguas sigue expresándose con dos”.

Y es que “eñe que eñe” la “eñe” no puede desaparecer porque como decía la escritora Carmen Rico Godoy “los hispanohablantes de Estados Unidos tienen que apañarse para escribir su idioma como pueden, o sea fatal: «Dona Puri ensenaba a los ninos a pelar castanas y a las ninas a peinarse el mono mientras ella miraba, sonadora, como se empanaban los cristales al llegar de otono“. Deprimente.
vía:elblogdeidiomas

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