La historia nos cuenta la vida del Sr. Morris Lessmore, “amante de las palabras, de las historias y de los libros“. La desgracia se ceba con él y con los que le rodean cuando un gran huracán (una referencia directa al huracán Katrina que asoló la ciudad de Nueva Orleans en agosto del año 2005) acaba con todo lo que había conocido. Incluso con las palabras del libro en el que cada día Morris Lessmore había registrado sus vivencias. Sólo y desconcertado, el protagonista de nuestra historia se pone a caminar hasta que se cruza con una mujer que vuela impulsada en el aire por un grupo de libros voladores, que sujeta con cintas al estilo de quien aguanta un puñado de globos inflados con helio.
En su breve encuentro, la mujer le entrega un libro, que se convierte en la tabla de salvación de Morris. Este le conduce a una biblioteca, en la que entra en contacto con otros muchos libros voladores. Un lugar mágico, donde el Sr. Lessmore pasa el resto de sus días leyendo miles de historias, reparando libros enfermos y reescribiendo la historia que un día el huracán borró de las páginas de su libro. Con el tiempo, viejo y cansado, son los libros los que comienzan a cuidar de él, hasta que un día, terminado ya su libro, el Sr. Lessmore entiende que su momento ha llegado, y abandona el lugar elevado por un puñado de libros voladores, como los que un día propulsaron a aquella mujer que cambió su vida. Como el amor de determinadas personas por las palabras y las historias no tiene fin, y siempre hay personas dispuestas a quererlas y cuidarlas, el libro escrito por el Sr. Morris Lessmore acaba en manos de una niña, y la historia se vuelve a repetir, aunque con diferente protagonista.
Tras este argumento se esconde una alegoría sobre el poder curador de los libros y de la lectura, así como sobre su capacidad para enamorar, conmover y atrapar a las personas. Es una oda a las virtudes de la literatura y a sus beneficios, reflejada en una historia repleta de referencias que serán fácilmente reconocibles por los aficionados al cine y a la literatura. Así, no podemos obviar el parecido del Sr. Morris Lessmore con la caracterización del cómico estadounidense Buster Keaton en muchas de películas y una referencia en la estética de las ilustraciones a la gran época del cine mudo norteamericano. Por otro lado, podemos entrever la inspiración para algunos pasajes de esta maravillosa historia en El mago de Oz o en Alicia en el país de Las Maravillas.
La historia seduce y emociona a partes iguales, convirtiéndose en un regalo para la vista con una potencia narrativa que supera incluso la emotividad del cortometraje en el que se inspira. Las ilustraciones son elegantes y están muy trabajadas, consiguiendo un alto grado de expresividad a través del dominio en el uso del color y de diferentes técnicas. No en vano, el cortometraje codirigido por el propio William Joyce y por Brandon Oldenburg también emplea diferentes técnicas de animación. Destilan un aire vintage que a buen seguro agradará a la amplia mayoría de los lectores.
vía:bichitoslectores

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