Hay momentos.


Hay momentos que pasamos desapercibidos por las prisas de la vida, por entregar el reporte a tiempo, por ganar el bono mensual, por alcanzar asiento en el transporte, por las carreras en ser el # 1 en todo lo que hacemos.
Ignoramos tan a menudo cuando el Sol sale después de una tormenta, cuando recibimos la llamada de alguien que ni siquiera conocemos para desearnos un bonito día, la sonrisa de un niño cuando le das un caramelo, el majestuoso trinar de los pájaros al despertar. Vamos haciendo a un lado las conversaciones reales con quienes amamos, frente a frente, sin tiempo ni contrareloj.
Que bonito es saborear la vida, tomarle forma y color al café por las mañanas, reflejando en su caoba la sonrisa más humana.
Que bonito es despedirse de quién amas con el entusiasmo y certeza de volverse a ver con ganas.
Que bonito es bajo la lluvia limpiarse el alma, cuando las gotas de agua se dispersan y calman.
Qué bonito es saber que tenemos una nueva oportunidad de experimentar la vida, contando los segundos no por impaciencia sino porque cada uno de ellos representa el latido de nuestro corazón a través de su vibrante forma de hacernos disfrutar... ¡Un día más!

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