Liberarse de una dependencia emocional



Hay veces que una dependencia emocional no es la consecuencia de una vinculación afectiva exagerada, una necesidad desmedida de afecto, o una sublimación patológica del otro, sino un autoengaño propiciado por su actitud solícitamente complaciente, tal vez sin ser consciente de ello, hacia nosotros

Liberarse de esa dependencia es una tarea ardua que requiere un gran esfuerzo para superar el consiguiente duelo, cuya recompensa es respirar de nuevo aire puro y vivir libre de cadenas, tras asumir que la relación nunca fue equilibrada ya que se ofrecía más que se recibía de alguien a quien se le elevó a un pedestal sin ser consciente de que era un ser normal y corriente, con sus virtudes y muchos defectos, que no estaba en las alturas sino a ras de suelo, y casi nunca a nuestro lado en los momentos que más lo necesitábamos.

Dejar atrás una dependencia emocional requiere un gran trabajo personal que comienza con el reconocimiento de que se tiene un problema. Es fundamental la superación del miedo a estar sin la otra persona y aprender a decir ‘no’, de tal modo que se respete a la otra parte, pero también a uno mismo, algo imprescindible para recuperar la autonomía emocional perdida. Conforme se avanza en el distanciamiento de quien nos resulta perjudicial para nuestra estabilidad, hay que permanecer firmes ante la tentación de volver atrás y retomar la relación.

La ayuda de un profesional y una adecuada terapia es fundamental muchas veces para conseguir superar una dependencia emocional.


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