Nuestras abuelas, mujeres tierra.



Mi abuela es muy austera. Mucho. Creo que ella inventó el reciclaje. En la cocina reutiliza todo. Todo. Nada se tira.

Del aceite usado hace jabón. De unas sábanas viejas hace trapos para limpiar los cristales. De sobrantes de lana hace una manta preciosa. Convirtió un vestido de tela muy bueno que se compró hace 40 años, cuando fue a Valladolid con mi abuelo, en una falda con blusa. Ha usado toda la vida esa falda, porque ¡menudos tejidos los de antes!... Salían muy buenos, no como ahora. Si le regalas una bata, ella la desarma y se la cose a su gusto, cambia los bolsillos de lugar y se la ensancha o encoge para estar más cómoda. Pero no le gusta que le regalemos nada. Dice que ya no necesita nada más, que tiene cosas de sobra hasta el día que se muera.

Mi abuela nunca me ha dado caprichos. Jamás una comida alternativa: lo que hay en el plato te lo comes. Quizá por esas cosas hoy como de todo. Cuando nos quedamos solas charlando me cuenta muchas vivencias. Los hermanos que se le murieron de pequeñitos de enfermedades que nadie sabía… Los abortos que tuvo, porque antes era muy normal perder varios embarazos… La guerra civil, de la que apenas hablaba mi abuelo cuando regresó.

Me cuenta que por el pueblo pasaba un señor vendiendo el cancionero, podías comprar la letra de una canción popular y así te la aprendías. También se hacía pan de forma colectiva. Una ponía el trigo, otra amasaba para todo el pueblo y luego se repartía el pan y se iban rotando las funciones.

Mi abuela es muy serena. En momentos muy duros ha mantenido la calma de una forma asombrosa. Con toda la sensatez, siempre dice: “¿De qué sirve ponerse tan mal, vas a solucionar algo así?”

Son las mujeres que nos alimentan. Alimentan al mundo (frente a la agricultura industrial monstruosa). Va este pequeño homenaje hoy también para las abuelas. Las mías y las vuestras. Nuestras abuelas.

"Nuestras abuelas. Mujeres Tierra". De Silvia Melero Abascal

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