Lo estás haciendo bien.


Algunas palabras tienen el poder de arrasar con cualquier rastro de tristeza, abrazar el corazón de un modo sencillo y detener el tiempo de quien lo necesita. Y es que, al final del día, lo único que necesitamos es que nos digan que todo irá bien y que no lo estamos haciendo tan mal como nos dice nuestra cabeza. Lo extraordinario de la sencillez. Pero a veces las malditas expectativas se cuelan en las rendijas de lo cotidiano y hacen que tiemblen los cimientos de nuestra autoestima y felicidad. Sí. Es cierto que hay que empezar por uno mismo y tener la capacidad de quererse y valorarse. Vale. Pero qué bonito es que, entre tanta adversidad, alguien llegue y te recuerde que todo irá bien. Alguien que, entre tanta rutina, pensamientos y dificultades, se cuele también por las rendijas para, esta vez, decir palabras a tiempo. Esa clase de palabras que reubican a cada expectativa en el lugar que merecen: a la altura justa de tus ojos para afrontarlas de cara. Porque a veces con la ayuda de uno mismo no es suficiente Así que sí. A ti que lees esto: «Lo estás haciendo bien». 
                                                                                           Nekane González




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