La razón

Los dos pescadores empezaron a discutir entre sí como niños en un patio de colegio, hasta que segundos después, la embarcación que iba río a bajo los embistió de pleno lanzándolos al agua. Los ancianos se cogieron a los restos de madera flotantes descubriendo que el otro barco iba vacío. Ninguno de los dos tenía razón. El auténtico enemigo estaba en sus mentes, en unas mentes demasiado obcecadas y en unos ojos que ya no contaban con la agudeza visual de antaño.
Thich Nhat Hanh, también conocido como “Thay”

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