LOS SECRETOS DE UNA PROSTITUTA (Historias anónimas)

No sé cuantos cabrones
me han dicho mi amor y ni siquiera conocen mi nombre,
no recuerdo hace cuanto tuve un orgasmo de verdad,
husmean dentro de mis pantaletas,
me toman, se sacian, me denigran,
me apresan y después... me juzgan.
Su asquerosa doble moral los hace vivir
con culpa aunque sólo sea por unos días, después regresan.

Me pagan para hacer
lo que no pueden hacer con sus esposas,
y en ese momento para ellos
soy como un envase de esperma,
un pedazo de carne con el que ellos
se pueden divertir,
olvidan la formalidad y el respeto
dejan los valores en casa
y la figura de marido ejemplar,
eso es para su familia,
aquí se dejan ver
como los cerdos que son,
olvidan que debajo de la ropa
no sólo está mi vagina
también está mi corazón,
pero ese lo conservo mío,
después de soportar sus asquerosos
y hediondos cuerpos sobre mi.

Por la mañana.
Con el cuerpo humillado y dolorido,
asqueada me quito el disfraz de puta,
entró a la regadera con deseo de dejar de sentirme sucia,
pero desde que mi padrastro me hizo sentir así a los diez años, 
no lo he logrado.

Salgo y me convierto en madre, ¡sí!
una madre puede ser la mujer más puta,
sólo por alimentar a sus hijos
puede olvidarse del pudor y la vergüenza,
además, no hay nadie que me ayude
con la responsabilidad,
el cabrón que dijo que me amaba fue el mismo que me vendió,
me sacó de mi casa con la excusa
de hacerme feliz, y yo ni lo pensé,
quería librarme de las violaciones
de mi padrastro,
y de la agachona de mí madre.

Dicen que mi oficio es el más antiguo,
yo creo que no.
Yo creo que es el de ser mujer,
el de ser madre, ama de casa, esposa
y cumplir con las responsabilidades
que eso conlleva.
Me preguntó ¿cómo se las arreglaban las mujeres de antes?
¿cómo vivían?
Qué era lo que tenían que soportar 
que fue necesario que existieramos nosotras.

No sé qué fue lo que vivieron,
pero imagino que fue algo parecido
a lo que vivimos nosotras,
que cargamos con el nombre
de putas sobre la espalda, 
para que ellas pudieran ser vistas
como mujeres.

Pero a pesar de todo, 
de los pies cansados,
el alma rota,
los sueños mutilados
y el cuerpo humillado,
antes de que me exilien
o me quemen en la hoguera, 
cuando me miro al espejo
recuerdo que soy mujer y
desearía volver a sentir amor,
para entregar el corazón
que guardo intacto.

#DannCisneross

Foto: DREAMSTIME / END

Comentarios