Cuando tienes el alma rota.


Y cuando tienes el alma tan rota que sería casi imposible unir todos los pedacitos en los que se convirtió... Y cuando miras atrás y ves que todas y cada una de las cosas en las que un día creíste, confiaste, amaste, solo forman parte de un pasado utópico... Ahí, en el fondo de esa soledad de la que crees no salir más, entiendes que la única forma de seguir adelante es apoyándote en tí mismo. Y confiando en que, con paso lento pero seguro, algún día el sol también va a volver a brillar para tí...

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